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¿Cuáles son los factores de riesgo en cáncer de tiroides?

Publicado en: Cáncer
Crédito foto: Michelle Leman

Un factor de riesgo es todo aquello que aumenta las probabilidades que tiene una persona de padecer una enfermedad como el cáncer. Los distintos tipos de cáncer tienen diferentes factores de riesgo. Algunos factores de riesgo, como el fumar, pueden cambiarse. Otros factores, como la edad o los antecedentes familiares, no se pueden cambiar.

Sin embargo, los factores de riesgo no lo indican todo. Presentar uno o incluso varios factores de riesgo no significa que dicha persona tendrá la enfermedad. Además, muchas personas que adquieren la enfermedad pueden tener pocos o ninguno de los factores de riesgo conocidos. Aun cuando una persona con cáncer de tiroides tiene un factor de riesgo, a menudo es muy difícil saber cuánto pudo haber contribuido ese factor de riesgo al cáncer.

Algunos científicos han descubierto unos cuantos factores de riesgo que pueden hacer que una persona tenga mayores probabilidades de padecer cáncer de tiroides.

Factores de riesgo que no se pueden cambiar

Sexo y edad

Por razones que no están claras, los cánceres tiroideos (al igual que casi todas las enfermedades de tiroides) ocurren alrededor de tres veces más en las mujeres que en los hombres.

El cáncer de tiroides puede ocurrir a cualquier edad. Sin embargo, para las mujeres (quienes con más frecuencia están en las edades de 40 a 59 años al momento del diagnóstico), el riesgo está en su punto más alto a una edad menor que para los hombres (quienes usualmente están en las edades de 60 a 79 años).

Afecciones hereditarias

Varias afecciones hereditarias se han asociado con diferentes tipos de cáncer de tiroides, como antecedente familiar. Aun así, la mayoría de las personas que padece cáncer de tiroides no presenta una afección hereditaria o un antecedente familiar de la enfermedad.

Antecedentes familiares

Su riesgo de cáncer de tiroides aumenta si usted tiene un pariente de primer grado (madre, padre, hermana o hija) con cáncer de tiroides, incluso sin que haya un síndrome hereditario conocido en la familia. Las bases genéticas para estos cánceres no están totalmente claras.

Factores de riesgo que se pueden cambiar

Radiación

La exposición a la radiación es un factor de riesgo probado para el cáncer de tiroides. Las fuentes de tal radiación incluyen ciertos tratamientos médicos y precipitación radiactiva de armas nucleares o accidentes en plantas energéticas.

Los tratamientos de radiación dirigidos a la cabeza o al cuello durante la infancia constituyen un factor de riesgo del cáncer de tiroides. El riesgo depende de la cantidad de radiación administrada y de la edad del niño. En general, el riesgo aumenta cuando se administran mayores dosis y mientras menos edad tenga el paciente al momento del tratamiento.

Los estudios por imágenes, como las radiografías y las tomografías computarizadas también exponen a los niños a radiación, aunque a dosis mucho más bajas. Por cuestión de seguridad, los niños no deben someterse a estos estudios a menos que sea absolutamente necesario. Cuando estos estudios son necesarios, se debe usar la dosis más baja de radiación que provea una imagen clara.

La exposición a la radiación cuando se es adulto conlleva mucho menos riesgo de cáncer de tiroides.

Sobrepeso u obesidad

Según la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), las personas con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de tiroides que las que no tienen sobrepeso u obesidad. El riesgo parece ser mayor a medida que aumenta el índice de masa corporal (BMI).

Yodo en la alimentación

Los cánceres foliculares de tiroides son más comunes en algunas áreas del mundo en las que la alimentación de las personas es baja en yodo. Por otro lado, una alimentación con mucho yodo puede aumentar el riesgo de cáncer de tiroides papilar. En los Estados Unidos, la mayoría de las personas obtienen suficiente yodo en la alimentación, ya que se le añade a la sal de mesa y a otros alimentos.

Pruebas para detectar el cáncer de tiroides

El cáncer de tiroides se puede diagnosticar después que una persona acude al médico porque presenta síntomas, o puede que se detecte durante un examen médico de rutina u otros estudios. Si tiene alguna razón para sospechar que podría tener cáncer de tiroides, su médico utilizará uno o más exámenes para confirmar el diagnóstico. Si se detecta cáncer, se podrían hacer otras pruebas para obtener más información sobre el estado de la enfermedad.

Ecografía (ultrasonido)

La Ecografía o Ultrasonido usa ondas sonoras para crear imágenes de partes de su cuerpo. Durante este estudio no hay exposición a la radiación.

Este estudio puede ayudar a determinar si un nódulo tiroideo es sólido o está lleno de líquido. (Los nódulos sólidos tienen más probabilidad de ser cancerosos). También se puede utilizar para comprobar el número y el tamaño de los nódulos tiroideos, y para ayudar a determinar si hay algún ganglio linfático adyacente agrandado debido a la propagación del cáncer de tiroides.

Para los nódulos tiroideos que son muy pequeños como para ser palpados, esta prueba se puede usar para guiar una aguja de biopsia hacia el nódulo para obtener una muestra. Aun cuando el nódulo es lo suficientemente grande como para palparlo, la mayoría de los médicos prefieren usar una ecografía para guiar la aguja.

Pruebas de laboratorio relacionadas con tiroides

Las pruebas sanguíneas pueden ayudar a mostrar si su tiroides está funcionando normalmente, lo que puede ayudar a los médicos a decidir qué otras pruebas podrían ser necesarias. También se pueden usar para mantener bajo observación a ciertos cánceres.

Hormona estimulante de tiroides

Las pruebas de los niveles sanguíneos de la hormona estimulante de tiroides (TSH) se pueden utilizar para estudiar la actividad general de su glándula tiroides. Los niveles de TSH, la cual es producida por la glándula pituitaria, podrían estar altos si la tiroides no está produciendo suficientes hormonas. Esta información se puede usar para ayudar a seleccionar cuáles estudios por imágenes (como ecografía o gammagrafías con yodo radiactivo) se utilizarán para examinar un nódulo tiroideo. Por lo general, el nivel de TSH es normal en el cáncer de tiroides.

T3 y T4 (hormonas tiroideas)

Estas hormonas son las que principalmente produce la glándula tiroides. Los niveles de estas hormonas también se pueden medir para obtener una idea de la función de la glándula tiroidea. Por lo general, los niveles T3 y T4 son normales en el cáncer de tiroides.

Tiroglobulina

La tiroglobulina es una proteína producida por la glándula tiroides. La medida del nivel de esta proteína en la sangre no se puede utilizar para diagnosticar cáncer de tiroides, aunque puede ser útil después del tratamiento. Una manera común de tratar el cáncer de tiroides es mediante la extirpación quirúrgica de la mayor parte de la tiroides y luego usar yodo radiactivo para destruir cualquier célula de tiroides remanente. Estos tratamientos deben causar un nivel muy bajo de tiroglobulina en la sangre dentro de varias semanas. Si el nivel no es bajo, esto podría significar que aún existen células del cáncer de tiroides en el cuerpo. Un nuevo aumento en el nivel después de haber estado bajo es un signo de que el cáncer podría estar regresando.

Calcitonina

La calcitonina es una hormona que ayuda a controlar cómo el cuerpo usa el calcio. Esta hormona es producida por las células C en la tiroides, las células que se pueden convertir en cáncer de tiroides medular (MTC). Si se sospecha la presencia de un MTC o si usted tiene un antecedente familiar de la enfermedad, los análisis de sangre para los niveles de calcitonina pueden ayudar a detectar el MTC. Esta prueba también se usa para determinar la presencia de una posible recurrencia de MTC después del tratamiento. Debido a que la calcitonina puede afectar los niveles de calcio en la sangre, es posible que estos niveles también sean analizados.

Antígeno carcinoembrionario

Las personas con cáncer de tiroides medular (MTC) a menudo tienen altos niveles sanguíneos de una proteína llamada antígeno carcinoembrionario (CEA). Algunas veces, las pruebas del antígeno carcinoembrionario pueden ayudar a vigilar el cáncer.

Otros análisis de sangre

Es posible que también se le hagan otras pruebas de sangre. Por ejemplo, si usted se va a someter a una cirugía, se realizarán pruebas para: verificar los recuentos de células sanguíneas, determinar si hay padecimientos hemorrágicos y verificar la función de su hígado y sus riñones.

El Cáncer de Tiroides Medular (MTC) puede ser causado por un síndrome genético que también causa un tumor llamado feocromocitoma. Las feocromocitomas pueden causar problemas durante la cirugía si el paciente está bajo anestesia (en estado de sueño profundo). Por este motivo, a los pacientes con MTC que se someterán a una cirugía se les realizan pruebas para determinar si también tienen una feocromocitoma. Esto puede conllevar análisis de sangre para epinefrina (adrenalina) y una hormona relacionada llamada norepinefrina, y/o análisis de orina para sus productos derivados (metanefrinas).

Fuente: Pruebas para detectar el cáncer de tiroides. (s. f.). Recuperado 19 de septiembre de 2022, de https://www.cancer.org/es/cancer/cancer-de-tiroides/deteccion-diagnostico-clasificacion-por-etapas/como-se-diagnostica.html#referencias

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